Son las 10.00 de la mañana de este día húmedo y ligeramente caluroso.
Más bien dubitativo entre lo caluroso y fresquito.
Quien sabe.
En casa se escucha principalmente el canto de los pájaros y tal vez algún instrumento de jardinería a lo lejos.
El gran árbol que corona el frente de mi ventana saluda, acompaña y recibe a esos pájaros.
Yo estoy recién llegada del septimo intento fallido de sacarme el carnet de conducir.
Mis amigos más lindos y cercanos están bien al tanto de esta pequeña pesadilla marmotesca.
Har.
Sin embargo me siento magníficamente.
Tanto que decido escribirlo.
Las reacciones frente a cada suspenso han variado, pasando desde el pasotismo, la educada comprensión, la frustración, la pena, el sentimiento de injusticia,el desconcierto, la risa hasta llegar a cierta desesperación.
Sin embargo puedo decir que esta vez ha sido diferente.
No duré ni cinco minutos en el examen , ante la falta de no hacer el primer stop con el que me encuentro.
Definitivamente mi cabeza se va a los cielos ya que conocía la ruta que tenía que hacer y comienzo el examen siempre diciendo que voy a estar atenta y tranquila, sin embargo algo sucede, que al montarme en el coche el elemento aire predomina sobre toda esta tierra.
Respirando amplio y libre, cedo el sitio a otro chico que se examinaba y paso al asiento de atrás.
Esta vez en vez de quedarme durante todo el examen del compañero y esperar a que se examinen los demás y escuchar la lección de turno con toda la buena voluntad de mi profe diciéndome amablemente lo petarda que soy ( es broma eh, mi profe es un encanto solo que creo que debe pensar que tengo algún tipo de retraso mental.. ) pues me bajo a mitad de camino cerca del centro de Málaga para caminar y luego tomar el bus de vuelta a casa.
Camino, camino, camino...
Veo a mi paso a la gente, este lunes 1 de Septiembre, en el que muchos se incorporan al trabajo, veo los cuerpos sudorosos y hasta pegoteados de tanta humedad en el ambiente.
Los maquillajes de las mujeres no resisten muy bien.
Paso por el centro de trabajadores, cerca del Muelle de Heredía aquí en Málaga y veo las caras de descontento, veo la lucha y la frustración humana.
Me subo al bus, que recorre todo el paseo marítimo y escucho las conversaciones sobre el tiempo.
Mientras, está el mar a mi derecha, plácido, sereno, todo teñido de gris plateado al igual que el cielo.
Veo algunas personas sentadas tranquilamente contemplando el mar.
Su disfrute puede sentirse desde dentro del bus.
Recuerdo que ahora las playas, al haber terminado Agosto estarán más vacías, y si bien queda calorcito por delante y playa que disfrutar, sobre todo a los que no nos va tanto el Agosto, se nota en el ambiente cierta despedida. Cierto cierre de ciclo.
Y me sigo sintiendo muy bien.
Y no es que por ningún momento, ese en el que pensamientos y juicios sobre ti misma o lo que los demás puedan pensar de ti, no haya sentido cierto congoja, pero fue tan fugaz y la respiración tan tranquila y amable, que fue eso, un microsegundo en el Tiempo.
Llego al final de Málaga y subo la gran cuesta hacia mi casa (vivo en todo lo alto de la loma de El Candado).
Llego a casa sudada de tanta humedad y del ejercicio.
Y sigo respirando.
Pienso en todo lo bueno que puedo hacer en casa.
Tomar mate, sentarme en la terraza, hacer yoga, escuchar mantras, escribir...
Rafa me envía un mensaje, esos del estilo de los que suele enviar el, que dice:
"Lo siento, amor. por suerte siempre, en todo momento, tenemos todo lo que necesitamos para estar bien. Así es, fácil de ver si nos detenemos un instante y nos sumergimos en la quietud.
Respiramos, el corazón late, hay luz y oxigeno en el aire...Todo está bien."
Y justamente es así como me siento.
Este tipo de mensajes en otros momentos me pueden sentar como una patada en el hígado y despertar la furia en mí, sin embargo no ha sido así esta vez.
No ha sido así porque ya lo había sentido por mi misma.
Tienes que comprenderlo por ti misma.
Si viene de fuera no vale.
Aunque se agradece la buena intención.
En casa siguen los pájaros, se levanta una brisa fresca..ricoooo.
Pienso en que tengo que seguir caminando, en la rutina de los desplazamientos del día a día y del peregrinaje.
Recuerdo cuando viví en la selva en Perú y todo lo que andaba.
Subía y bajaba montañas, cruzaba ríos sobre puentes de troncos de árboles con la mochila a cuestas para ir a buscar víveres, construímos un suelo de piedras de una cabaña subiendo piedras desde el río en una carretilla.
Y todo estaba bien también en ese momento.
Este momento de mi vida es un momento en el que el "todo vuelve" se manifiesta muy clarito.
Veo los ciclos, veo los bucles, veo los aprendizajes pendientes y las resoluciones también.
Y como me gusta mucho el regodeo también me complazco como el " todo vuelve" de mis aventuras, de mis extranezas, de mis dones.
Tal vez pueda parecer que todo esto es demasiado místico en relación a un carnet de conducir pero la verdad es que he experimentado cierta sensación de iluminación con este asunto.
Yogi Bhajan decía " Si no ves a Dios en todas las cosas, no puedes verlo en ninguna"
Y yo vi algo hoy.
Así que me apruebo.
Sat Nam
Carolina